El edificio presenta una planta
rectangular y se sitúa con un trazado perpendicular al manantial del Baño con
orientación SE-NW, y se divide en dos salas longitudinales de diferentes
dimensiones y cubiertas con bóveda de cañón. A esta construcción se le añaden
una serie de habitaciones o estancias localizadas en los sectores oriental y
occidental que reproducen el esquema lineal del baño romano. Esta distribución
responde a una separación de ambientes para cada sexo manifestada tanto en las
salas termo-medicinales como en las salas de tipo recreativo.
En ambas salas existía una
entrada pequeña o recibidor que daba paso a las piscinas generales, dotadas de
escalones para bajar a bañarse, y en las que cabían ocho personas en la pequeña
y once en la grande, según señala José Mª del Castillo en 1848.
El agua del manantial penetraba
en la piscina de la Sala I, a través de una mina horizontal de unos 18 metros
de longitud excavada en los conglomerados del Cerro del Castillo y desde la
misma mina de salida del manantial existía otra conducción para la piscina de
la Sala II, donde el agua, una vez utilizada para el baño, salía por una
canalización subterránea, de aparente construcción romana en su trazado inicial
de sillares, y era conducida a una balsa o depósito fuera de la población.
En las bóvedas se localizan unos óculos
cuya finalidad era la de conseguir un ambiente termal más idóneo, los
óculos contaban con una tapadera superior que permitía abrirlos o cerrarlos
para graduar la temperatura. Además de los huecos de la bóveda, existían
también unas pequeñas aberturas de comunicación entre las dos salas que servían
para poder disfrutar de un mismo ambiente salutífero.
Bóveda de la zona femenina. Detalle de los óculos. Fotografía propia
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